Más de medio siglo esperó Florentino Ariza a su amada. Más de medio siglo paseando por las calles de ese pueblo costero, basado en la bella Cartagena de Indias, recordando el amor de Florentina Daza. Un amor tan fuerte cuyos síntomas llegaron a confundirse con los del cólera. Sus cartas se escondían por la ciudad, las cuales leían con el mismo ansia que contestaban y no tenían vida para nada más que no fuera pensar en el otro.
Pero todo esto cambia tras su reencuentro en el Portal de los Escribanos, donde Fermina rechaza a Florentino, eligiendo al Doctor Juvenl Urbino como marido. Aun así, como reflexiona Florentino, la vida, más que la muerte, no tiene límites, por lo que sigue fiel a su juramento de amor a Fermina. Este juramente finalmente se consuma en su crucero por el río Magdalena a bordo del “Nueva Fidelidad”, barco en que el que erigen la bandera amarilla del cólera para no ser molestados por nadie.
El amor, protagonista absoluto de la obra, es arropado por un paisaje mucho más mágico que cualquier otro fenómeno que pueda acontecer, por sorprendente y extraño que parezca. Un viaje a una ciudad donde, en sus calles, todavía se puede escuchar el Vals de la Diosa Coronada.